Nueva Zelanda: La historia de Jesús y su hermano

Seguimos con mas historias en primera persona desde tierras kiwis, que hoy en día nos trae Jesús, uno de nuestros seguidores, que nos deja su paso por Nueva Zelanda donde según él mismo, vivió unas de las mejores experiencias de su vida.

Como ya saben, muchos ciudadanos de países como Argentina, Chile, y Uruguay, entre otros, tienen la posibilidad  de Viajar y trabajar por Nueva Zelanda durante 1 año con la Working Holiday Visa.

Este tipo de viaje, es un viaje que lo tienen que armar ustedes, y que en esta web, tienen todas las herramientas para que puedan hacerlo. En nuestra Guía Maestra sobre Nueva Zelanda, tienen toda la información, para pasar un año soñado, trabajando y viajando, e incluso pudiendo ahorrar para después recorrer el Sudeste Asiático por ejemplo.

La historia de Jesus y su hermano en Nueva Zelanda

Hola! Mi nombre es Jesús, y tengo 28 años. Volvimos con mi hermano Rodrigo, de 22 años, de nuestro viaje por Nueva Zelanda hace muy poco y sentimos mucha nostalgia de aquel país donde vivimos miles de experiencias.

Antes de ir a Nueva Zelanda pensaba en ir a recorrer Brasil de mochila, pero un amigo me habló de Nueva Zelanda y al poco tiempo llegué a esta web. Mi cabeza cambió y mi destino aun más. “Si voy a dejar mi trabajo, mi casa y alejarme de mi familia y amigos la hago bien y me voy bien lejos“.

Poco tiempo antes de viajar, Rodrigo decidió venir conmigo. Así fue que de un día para el otro tenía un compañero de viaje, con el cual vivimos todo a la par.

Podría contarles millones de cosas, como fue nuestra aventura en Nueva Zelanda, como fue la despedida de la granja donde hicimos Helpx (ver “Trabajar por comida y alojamiento en Nueva Zelanda“) por primera vez, como conocimos a su vecino Jhon Tacker, quien nos invitó a pasar dos semanas en su nuevo hogar y luego nos despidió en el aeropuerto.

Podría contar cómo fue vivir en una casa colonial con 150 años de historia, cómo fue vivir un terremoto, cómo fue estar encerrado por una nevada, como se sintió haber sido sorprendidos en nuestros cumpleaños por una pareja de kiwis o como fue sentirse hijos, nuevamente, de dos personas maravillosas.

También podría contarles como fue vivir el mundial sub 20, la gran cantidad de amigos que hicimos en todo el viaje o todos los trabajos que pudimos hacer, pero….

La verdad prefiero escribir lo que fue Nueva Zelanda para nosotros, lo que nos enseñó o lo que aprendimos en esa tierra.

Fue duro irse de casa. Al principio extrañas mucho a tu familia y amigos. Pero si dejamos todo atrás para hacer ese viaje fue para sernos fiel y seguir los impulsos del músculo que late en nuestro pecho. Si tanto golpea tu pecho y tanto lo quieres hazlo!

El desapego te hace sentir que estás haciendo todo mal, que estás cometiendo un error gigante. Con el tiempo te vas adaptando a una vida diferente, a que las cosas cuesten mucho más, al inglés casi incompresible y a su costumbres distintas. Por suerte los Kiwis son las personas mas buenas del mundo. 

Los paisajes hermosos son solo eso, paisajes hermosos, pero el verdadero viaje es interno. En nuestro caso ese viaje a nuestras propias tierras sucedió en Nueva Zelanda. Pudo haber sido en Perú, Paraguay, Luxemburgo o en Senegal, pero para nosotros fue Nueva Zelanda. Hoy amamos esa tierra y añoramos sus calles y sus montañas.

Aprendimos que cambiamos de parecer todo el tiempo. Que debemos seguir nuestros impulsos o deseos del corazón, pero tenemos que tener en claro que hoy vamos a querer una cosa y mañana vamos a querer otra totalmente distinta. No hablo de ciclotimia. Nadie puede vivir bajo un solo concepto, bajo un solo camino, los caminos se van abriendo, los deseos van cambiando o mutando. Nos equivocamos al encasillar a las personas en solo una cosa. El psicólogo quizás algún día quiera ser carpintero y no hay por qué sorprendernos de su nuevo deseo.

La vida es una sola, pero nosotros podemos ser y hacer todo lo que queramos en el momento que queramos. No tenemos que saber hoy que queremos de toda nuestra vida, tenemos que saber hoy que queremos hoy, y mañana lo que queramos mañana.

En un viaje así vivís muchísimas despedidas. Dulces, tristes o simples dependiendo de cuanto quisiste, cuanto conociste o cuánto disfrutaste. Despedir al país Kiwi fue triste, pero de esas tristezas dulces. Sabíamos que lo íbamos a extrañar y hoy lo extrañamos y recordamos con mucho amor y cariño. Ese país nos dio cachetazos constantes y metió maravillas en nuestros ojos. Nos presentó gente que nunca vamos a olvidar y nos hizo sentir como en casa lejos de casa.

A este gran país, lo vimos alejarse de nosotros desde el avión y solo quedó mirar hacia adelante, pero sabiendo que los que se estaban yendo no eran los mismo que un día habían aterrizado en Auckland.