ACTUALIZADO 14 febrero 2022 / Artículo por Bernardo Carignano
ACTUALIZADO 14 febrero 2022 / Artículo por Bernardo Carignano
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Seguimos sumando nuevas experiencias de personas que ya se han animado a ir a vivir y trabajar con la Working Holiday Francia.
Antes de empezar a leer esta historia, si sos nuevo en el mundo de las Working Holiday Visas, te recomendamos que leas “¿Qué es una Working Holiday visa?“, y si ya estás decidido, podés ir directo a la Guía Maestra sobre Francia donde vas a encontrar toda la información necesaria para aplicar y vivir en ese país!
En este caso, les dejamos la historia de Rodrigo y Mariana, una pareja oriunda de Córdoba Capital, y que aplicó y viajó a vivir su experiencia Working Holiday Francia!
Hola! Somos Rodrigo (@rodrigrosso) y Mariana (mariana_mu_). Somos una pareja treintañera que vivía en Córdoba Capital, Argentina. Mariana era empleada administrativa y yo profesor de música en escuelas públicas y privadas.
Luego de unos años nos comenzó a aburrir un poco aquella vida, habíamos viajado mucho, pero siempre volvíamos a la rutina y eso nos deprimía. Podemos afirmar que siempre tuvimos un espíritu aventurero y desde siempre fuimos soñadores, pero un día llegó lo más temido para nuestras familias: poner manos a la obra y dejar de soñar.
Como ya pasamos los treinta años no teníamos muchas opciones de visa, así que elegimos Francia. Quizás un poco aleatoria la elección, creemos que para empezar estaba bien.
Era enero, yo estaba de vacaciones sin mucho por hacer, Mariana salía de trabajar temprano así que empezamos juntos un curso intensivo de verano de francés.
El 26 de junio de 2019 fue el día que subimos al avión, con un buen nivel de francés, o eso creíamos, una familia francesa que ya nos esperaba en su casa y los ahorros de los últimos años.
Aquel 26 de junio no comprendimos la dimensión del cambio que se avecinaba, como dos niños que van al parque nos embalamos en esta aventura que cambiaría el curso de nuestras vidas.
Mediante “Workaway“ contactamos la primera familia que nos acogería en Francia. Si bien llegamos a París, solo estuvimos la primera noche allí y dejamos atrás esa ciudad de ensueño con la promesa de volver.
Partimos rumbo Poitiers a casa de la familia y sorpresa! No estaban. No obstante, llegaron dos chicos, un alemán y un estadounidense, a la estación de buses en el auto de la familia y partimos al campo que es donde vivían.
Allí conocí a un amigo con el cual mantengo contacto casi a diario al día de hoy, el alemán. Lo mejor cuando entré a la casa: el piano acústico. Soy músico, pianista. Resulta que el señor era saxofonista y jazzero!
El trabajo allí consistió en ayudar a construir un chalet y hacer un poco de jardinería, yo trabajaba con el alemán y Mariana con una chica de Hungría. Por las tardes tocaba el piano o saltábamos en la cama elástica. Fueron dos semanas donde nuestra alimentación cambió y comenzamos a notar los hábitos saludables franceses que veríamos a lo largo del año, y la principal pasión de ellos: el queso y el vino.
Además, allí hicimos el trámite más importante al llegar a Francia: apertura de cuenta bancaria. La familia nos llevó al banco, nos dieron su dirección para el registro de domicilio y así pudimos realizarlo.
Bueno, ya habíamos llegado a Francia, nos habíamos instalado, ya habíamos pasado por la tremenda frustración de darnos cuenta que no entendíamos nada el francés (por suerte esta familia hablaba perfecto español), y era hora de emprender vuelo por nuestra cuenta: fuimos a Burdeos, solo estuvimos una semana, sin chance de encontrar trabajo allí.
Sin embargo, encontramos un trabajo en el campo más al sur todavía, en una especie de aldea llamada Pissos. Allí trabajamos 2 semanas en la “castración de maíz”, viviendo en un camping en carpa donde estaban la mayoría de los trabajadores, sobre todo españoles.
Nosotros entablamos amistad con una pareja de polacos ya que ella hablaba perfecto español y con él podíamos practicar francés, y además… íbamos al trabajo en su auto!
La experiencia en el campo fue bastante dura, el calor te afecta demasiado, dormir en carpa otro tanto, hay que tener auto sí o sí para llegar, trabajás muchas horas bajo el sol de julio y la paga no me pareció tan buena.
Mientras tanto mandaba CV a hoteles en la playa y no tenía suerte, porque la estación de verano ya había comenzado incluso antes de que nos subiéramos al avión (acá reclutan personal muchos meses antes de la temporada).
Recuerdo que era domingo y el trabajo llegaba a su fin, cuando un amigo uruguayo escribió que necesitaban gente en un hotel de Córcega.
Realmente habrán estado muy desesperados y paso a explicar por qué: necesitaban un empleado como plongeur, pero cuando me contactan les expliqué que mi novia también buscaba trabajo y que no iría sin ella y ahí nomás me dijeron que había un puesto para ella como femme de chambre, que estaríamos hospedados los dos y que nos daban todas las comidas del día. Realmente habrán estado muy desesperados para contratar a dos jóvenes sin experiencia en el rubro.
La cuestión es que ese domingo armamos las valijas y al día siguiente emprendimos viaje hacia Córcega. Puntualmente al pueblito divino de Piana. Era más o menos mediados de julio, plena temporada, y tenían que explicarme todo porque no sabía ni qué era un plongeur pero aprendí, porque el ser humano se adapta a lo que sea.
Mariana también aprendió sus tareas. Estuvieron muy contentos con nosotros y estuvimos allí poco más de dos meses, hasta el 30 de septiembre.
Piana es un pintoresco pueblito con mucha influencia italiana, por las tardes se veían los ancianos del lugar al costado de la iglesia jugando a las bochas, los niños reunidos trepando árboles y los mozos de los bares con esa mirada ansiosa y pueblerina para que te sientes a tomar algo.
Durante los meses que estuvimos en la isla no hubo transporte público a causa de un paro. Nos manejamos a dedo siempre sin problemas.
Ya habíamos conseguido nuestro próximo trabajo: valet (ayudante de recepción) y femme de chambre (servicio de habitación) en Courchevel. La dinámica del hotel era contratar parejas para trabajar en grupos de dos.
En ese entretiempo conseguimos nuestro segundo Workaway para que no se nos vaya tan rápido el dinero que habíamos hecho en el campo y en la isla.
Así fue que en octubre estuvimos en Pertuis y en Aubagne, fueron dos Workaway consecutivos.
En el primero, nuestro ocio estuvo orientado hacia el deporte, la familia nos llevó a hacer escalada a la montaña, también trekking, yo por mi parte salía a correr con el señor, hicimos ciclismo, y, sobre todo: fue el momento que más aprendimos francés. Aquí quiero hacer un paréntesis, en el Workaway se prioriza el intercambio cultural y el aprendizaje de las lenguas, la familia se toma el tiempo de enseñarte.
Para los amantes del arte, ¿sabían que Paul Cézanne vivió en Aix-en-Provence? Ubicado a muy pocos kilómetros de Pertuis! Después de varias indirectas la familia se sintió obligada a llevarnos allí y además a hacer un trekking a la famosa montaña que quedó inmortalizada en los lienzos del pintor impresionista: la Saint-Victoire. Momento muy emotivo para mí.
En cuanto al próximo Workaway, en Aubagne, fueron unos días de mucha instrucción cultural: la señora era docente y encima se trataba de la ciudad de Marcel Pagnol, el cineasta francés.
En ese Workaway tuvimos un departamento privado a nuestra disposición. Creo que el tiempo justo para hacer estos Workaway son dos semanas, a mi modo de ver, ya que pasado ese tiempo comienza a sentirse el peso.
En fin, habíamos cumplido el mes de octubre en casa de estas familias. La experiencia había sido enriquecedora pero aún había que ver qué hacíamos en noviembre, ya que el próximo trabajo comenzaría en diciembre. Allí surgió el próximo destino: Marruecos.
Sí, nos fuimos todo noviembre a Marruecos por varios motivos: primero, para ahorrar, ya que la vida en Francia es cara, segundo, ya sabíamos que teníamos un trabajo, que habíamos sido contratados, era algo seguro así que podíamos relajarnos un mes antes de ir a trabajar, y tercero, nos merecíamos unas vacaciones! De hecho, la visa es vacaciones y trabajo así que vamos a hacerle honor al nombre!
Al volver de Marruecos el 5 de diciembre, nos encontramos con un paro de transporte otra vez, llegamos a Marseille y debíamos ir a Los Alpes (Courchevel). El viaje fue una odisea.
La noche que pisamos Francia no teníamos donde dormir, era medianoche, hacía frío y deambulábamos por Aix buscando hoteles. Todos salían más de EUR 200, cuando en Marruecos pagábamos EUR 20, era una locura.
Fue un momento tenso hasta que un chico se nos acercó preguntando qué hacíamos ya que no había nadie en las calles y después de contarle nuestra situación nos invitó a dormir a su departamento. Fue increíble!
Seguimos viaje al día siguiente por medio de BlaBlaCar. La siguiente parada ya eran Los Alpes, si no hubiera sido porque el auto se rompió a las dos de la mañana en medio de montañas heladas y la nada.
Milagrosamente pasa otro auto y nos lleva hasta la siguiente ciudad, allí tomamos otro BlaBlaCar hasta otra ciudad donde teníamos una reserva de hotel con el fin de seguir viaje el día siguiente.
Finalmente llegamos a Courchevel el 7 de diciembre, dos días antes del comienzo del trabajo. En Courchevel trabajamos en un hotel como un equipo. Aprendimos verdaderamente el trabajo en equipo, y también aprendimos mejor el francés.
Nos alojaron en un chalet de tres pisos con otros compañeros de trabajo, tuvimos nuestra habitación privada al igual que en Córcega. Convivimos con franceses y una chica argentina también. Dos días de descanso por semana y un sueldo acorde al esfuerzo del trabajo.
Hubo otro trabajo también, y es que fui contratado en calidad de pianista durante enero y febrero en un lujoso hotel de Courchevel 1850. Todos los viernes y sábados por la noche tocaba allí el piano, acompañado por mi novia.
Nos daban comida gourmet que se servía en el restaurante y degustábamos vinos y cervezas que nunca habíamos comprado, por supuesto. A veces algún que otro borracho inglés o italiano me pagaba un trago!
Además, contaba con el chofer del hotel que me llevaba a casa al final de la jornada. Esa fue la vez que más dinero gané como músico en mi vida, me pagaron por mes más de la mitad del sueldo del hotel. Y de paso yo practicaba los jazz y bossa nova que hacía mucho no tocaba.
Por otro lado, hay un shopping con un piano libre, así que en mis días francos iba a practicar un poco a ganarme los elogios de alguna madame francesa que por allí pasaba (si tocas tango ya te ven como Gardel!).
El 16 de marzo, día del coronavirus, nos llegó la noticia que el trabajo terminaría, que debíamos abandonar el hotel. Entramos en un estado de desesperación, sin saber qué hacer ni a dónde ir.
El siguiente destino era Italia, debíamos ir allí a hacer la ciudadanía, ya había ahorrado lo suficiente, pero ese día ya era algo imposible cruzar la frontera, al menos en condiciones normales.
De pronto me llaman por teléfono, era nuestra jefa diciéndonos que nosotros podíamos quedarnos en uno de los departamentos del hotel durante la cuarentena (el hotel contaba con departamentos además de habitaciones). Así que me relajé un poco y acepté que esto no era cosa de todos los días.
Había que abortar la misión de Italia y cumplir con la cuarentena. Hoy llevamos casi dos meses en este departamento, donde no nos cobraron nada y además hay un grupo de gente que se dedica a ayudar a los “sassoniers” como nosotros, por lo que dos veces por semana nos traen un bolsón de comida.
La verdad, no sé cómo iré a devolver algún día a los franceses todo lo que ellos hicieron
por nuestro bienestar. Estaré eternamente agradecido.
En fin, aún seguimos de cuarentena en Courchevel. Durante este año no hemos alquilado así que de ello no puedo hablar. Solo puedo decir que se ahorra muy bien. No sabemos aún si realizaremos otra visa, pero no está descartada esa opción.
Después de casi un año puedo afirmar que conocimos algo de la cultura francesa, sus quesos y sus vinos, su manera moderada de comer, el valor de la actividad física, pero, sobre todo, la solidaridad del francés.
Es una sociedad donde parece que todos ganan, la gente se ve feliz, son muy generosos y solidarios. A mis viejos ya les enseñé la lección: cuando vean un francés allá ayúdenlo.
Gracias Francia, gracias al equipo de YoMeAnimo por ayudarnos con esta oportunidad.
– Rodrigo y Mariana.
Berna tuvo la oportunidad de hacer un vivo de Instragram con Rodri y Maríana! Ellos hicieron un recorrido sobre todos los trabajos que tuvieron y todas las aventuras vividas con la Working Holiday Francia. Se los dejamos aquí abajo para que lo disfruten!
Hasta acá llega la experiencia de los chicos! Esperamos que la hayan disfrutado tanto como nosotros!
Por último les dejamos más experiencias en Francia como la de Iván en París y si se quieren ir a vivir la experiencia Working Holiday Francia, te recomendamos visitar nuestra guía con todo lo que necesitas saber!!
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LUCIANA - 10 de mayo 2024 a las 2:55 PM
Hola chicos, cual es el hotel que los contrato en piana ??